La belleza de los paisajes naturales de Asturias no es que sea un secreto pero, aún así, son pocos los que han disfrutado de las panorámicas que ofrece el que probablemente sea el pueblo más desconocido de la provincia (y uno de los de toda España). Se trata de Valle del Lago, una parroquia que es un paraíso verde, ideal para la desconexión y el tiempo de calidad al aire libre.
El bello pueblo de Valle de lago se encuentra a 1.200 metros de altitud, en el concejo asturiano de Somiedo. Cuenta con una población de solo 118 habitantes, lo que sumado a que lo desconocido que es en el resto de España, lo convierte en un lugar muy tranquilo.
Hasta bien avanzado el siglo XX, en Valle de lago hubo un conjunto considerable de casas con teitos de escoba, así como cabañas de igual construcción en sus montañas. No obstante, por lo que es más famosa actualmente es por su increíble ruta a Lago de Valle, el lago de mayor superficie de Asturias.
Tim Ellis
Es un poco lioso que los nombres sean tan parecidos pero, desde el pueblo de Valle de Lago hasta el Lago del Valle, hay seis kilómetros de una flora, fauna, geología y paisaje sorprendentes para todos los sentidos. Y es que este pueblo se encuentra en medio del Parque Natural de Somiedo, que es además Reserva de la Biosfera.
En las laderas, predominan las hayas y algún arraclán. El resto son pastos y el sempiterno teito, con el que se hacen los techos de las cabañas del mismo nombre. Aunque, si hay una planta que sobresale, son las grandes y coloridas flores de las genecianas (amarillas o naranjas) que llenan la zona alta del valle durante los meses de junio y julio.
Paylo Etxeberria
Además, muchas son las pequeñas aves que se pueden contemplar por la zona, como el precioso escribano cerillo, con su particular color amarillo. Aunque lo mejor es que muchas veces se pueden ver osos desde la ruta, en las laderas. Aunque no se sabe el número exacto de ejemplares, se cree que entre estos valles asturianos pueden vivir alrededor de 150 osos.
Con suerte, en abril o mayo, es posible llegar a la cubeta glaciar del lago y disfrutar del espectáculo que supone en un día soleado, y con el camino despejado o aún con algo de nieve, encontrar la superficie del lago completamente helada.
Foto de portada | Eduardo Diez Viñuela
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