La ves en las fotos y el corazón te hace tilín, porque parece el paraíso. Una cala donde la mar está en calma, la arena es fina y blanca y el agua tiene un color tan turquesa que parece de mentira. Sabes que se vienen las vacaciones de tu vida y, al llegar, el golpe de realidad es enorme. Me ha pasado en Tenerife.
Hablo de la playa de Las Américas, al sur de la isla tinerfeña. Aclaro, antes de que pongáis el grito en el cielo, que me parece un paraje espectacular. Por algo es la más famosa de todas las Islas Canarias y de España entera. Pero pasa como con Aliexpres, lo que pides y lo que te llega son dos cosas muy distintas.
Esperas desconectar, pero encuentras miles de turistas abrasados por el sol con la música altísima. Esperas comer rico y bien, pero todo está lleno de bares irlandeses y restaurantes "guiris" donde el plato estrella es fish & chips. Y, finalmente, esperas aguas cristalinas y encuentras el mar sucio de crema solar.
Es un drama y es tristísimo, porque la playa era alucinante. Pero este es el resultado del modelo de sobreturismo masivo que está devorando a las islas, convirtiendo sus costas en el patio de recreo del turista extranjero. Un claro ejemplo de lo que ocurre cuando olvidas cuidar el medioambiente, visitar sin dejar huella y disfrutar de espacios naturales sin estropearlos a tu paso.
Fotos | Andreas M, @visit_tenerife.
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