Para esta nueva temporada, dos fueron las colecciones que más me sedujeron. Una fue la de Dsquared2, que resolvió la desfachatez que caracteriza a estos hermanos con una impronta británica por demás interesante y acabada. La otra colección que me sorprendió, sobre todo porque nunca fui muy fanático de la casa, fue la de Missoni. Sin arriesgarse demasiado y sin tampoco escaparse de los íconos referentes (los bolsos grandes o los clásicos estampados op art), la marca italiana se decidió por vestir a un hombre clásico, joven, viajado y rebozante de confianza.
La colección estuvo plagada de pantalones de etiqueta y sacos para ir a la oficina, sweaters súper ponibles para usar con jeans, bolsos de fin de semana y divertidísimos cárdigans usados a modo de capas. Si bien las prendas son muy modernas, hubo una reminiscencia retro que recorrió todo el show. Así, el dandismo de los años 70s se mezcló con la cultura sueca, y el clasicismo de la casa se vio inundado con referencias descontracturadas. Simple, elegante y al mismo tiempo bien personal, Missoni esta vez ha dado en la tecla al redefinir la figura del hombre que viste de acuerdo a su buena vida.
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