El uso del teléfono está más que normalizado en todos los aspectos de nuestra vida. Pero aún hay estudios que afirman que una conectividad constante, es decir, estar siempre disponibles y no dejar pasar ni una notificación, puede provocar mayores niveles de estrés. Si tenemos el móvil en silencio, ¿reduciremos esos niveles? ¿Qué dice la psicología de aquellos que siempre tenemos el móvil con las notificaciones silenciadas?
Buscamos reducir las distracciones
Las investigaciones han demostrado que, aunque estamos más acostumbrados a las interrupciones, las notificaciones externas como una llamada de teléfono o un whatsapp, reducen mucho más nuestra concentración que soñar despiertos, por ejemplo. El Dr. Daniel J. Levitin, neurocientífico y autor de ‘The Organized Mind: Thinking Straight in the Age of Information Overload’, explicaba en su libro que “el ruido constante y la expectativa de respuestas inmediatas pueden perjudicar nuestra capacidad de concentración, por lo que muchas personas eligen el silencio como forma de recuperar la calma y aumentar su productividad”. Por lo tanto, mantener el móvil en silencio puede ser una estrategia consciente para minimizar las distracciones y fomentar un ambiente más concentrado.
Esta investigación descubrió que tardamos 23 minutos y 15 segundos en volver a una tarea después de una interrupción. Al mantener el teléfono en silencio, estas personas minimizan esas interrupciones, lo que les permite concentrarse y hacer más cosas. Por lo tanto, no se trata sólo de evitar el ruido, sino de crear un entorno que facilite la productividad. Es decir, las personas que mantienen sus teléfonos en silencio son conscientes de que las notificaciones reducen su productividad y concentración y por eso las evitan.
Además, el silencio puede ser una forma de proteger tu bienestar emocional y establecer una barrera entre tu vida digital y tu vida personal, y también significar que valoramos nuestro espacio personal y nuestros límites: mantenemos el control sobre nuestro entorno y decidimos cuándo y cómo interactuamos con el mundo que nos rodea. Es decir, tienen una mayor autoconciencia y confianza.
También suelen ser muy conscientes de su responsabilidad hacia su entorno y muestran una mayor consideración hacia los otros porque no quieren que sus notificaciones molesten a los demás. Ambas cosas son ciertas, pero no son las únicas razones por la que mantenemos los teléfonos en silencio. A veces lo hacemos por mera salud mental. Las personas que optan por mantener sus teléfonos móviles en silencio suelen buscar crear un espacio más tranquilo y controlado para ellos mismos.
Un método para evitar el tecnoestrés
Si pensamos en el grado de hiperconectividad existente, no parece descabellado pensar que muchos silenciamos nuestros teléfonos para evitar el llamado tecnoestrés. Este término, acuñado por primera vez por el psiquiatra norteamericano Craig Brod en 1984 en su libro ‘Technostress: The Human Cost of the Computer Revolution’, hace referencia al estrés específico derivado de la introducción y uso de las nuevas tecnologías, y aunque al principio hacía referencia al estrés en el trabajo, lo cierto es que podemos sufrirlo en cualquier ámbito de nuestra vida. Apagar las notificaciones es una de las fórmulas para evitarlo y podría significar que eres experto en crear un ambiente tranquilo para ti y gestionar de forma proactiva las posibles fuentes de estrés.
La UNAM recomienda limitar el tiempo que pasamos mirando una pantalla y controlar los horarios de notificaciones, así como fomentar una mayor interacción en persona y menor a través de los dispositivos. Una de las cosas que podemos hacer es silenciar las notificaciones porque el bombardeo constante de notificaciones puede crear una sensación de sobrecarga mental. Ese silencio, para algunas personas, es una forma de protegerse del estrés.
También existe otra explicación a mantener el móvil silenciado, especialmente cuando interactuamos cara a cara con otra persona, y es que cuando lo hacemos, parecemos querer decirle a la otra persona que tiene toda nuestra atención. Estamos presentes para ella. Al silenciar nuestros teléfonos, nos permitimos establecer conexiones más profundas y significativas. Cuando estamos plenamente presentes en nuestras interacciones, fomentamos vínculos más fuertes y relaciones más saludables.
Puede ser que te moleste el sonido y por eso lo tengas silenciado, pero eso no significa que lo mires menos. Un estudio de 2022 de Mengqi Liao y S. Shyam Sundar y publicado en Computers and Human Behavior, mostraba que silenciar las notificaciones aumenta la probabilidad de que las personas revisen sus teléfonos. La incertidumbre que crea tener el teléfono en silencio puede aumentar la necesidad de revisarlo. Aunque existen diversos estudios que han demostrado que recibir más notificaciones tiende a aumentar la revisión del teléfono, este hecho no es solo por el sonido de la notificación, sino por el hecho de que pensamos que puede haber algo de interés detrás de esa notificación que nos perderemos si no miramos. Es decir, porque tenemos FOMO.
Sea por lo que sea por lo que has decidido dejar tu móvil, si te ayuda a controlar tu ansiedad y estrés y a tener mejores relaciones, habrás ganado más de lo que imaginabas.
Fotos | Becca Tapert en Unsplash, Chad Madden en Unsplash, Ant Rozetsky en Unsplash
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