Una olla de agua que rebosa y pone los fuegos de la cocina perdidos es más que suficiente para arruinarle el resto del día a cualquiera. Sobre todo, si el líquido no era solo agua sino leche, caldo o un guiso de los que incluyen garbanzos, lentejas, pasta, arroz… Es una amenaza con la que todos tenemos que convivir porque un fuego demasiado potente y un descuido pueden provocar, en cualquier momento, que empiece a desparramarse todo en el momento de la ebullición.
No obstante, hay un método de abuela que nunca falla y que, además de ser propiedad intelectual de la sabiduría popular, tiene un trasfondo científico que lo justifica. Podríamos bautizarlo como "el truco de la cuchara" y que no es otra cosa que colocar una cuchara de madera cruzada sobre la olla, cazo o cazuela que tengamos en el fuego para evitar que rebose durante la ebullición.
Eso sí, solo funciona si es de madera. Y es que este es el material responsable de que la ebullición no sobrepase la cazuela. Se debe a que que la madera con la que se fabrican las cucharas y otros instrumentos de cocina está tratada con un componente hidrófobo que repele el agua. La madera es un material poroso que, si se moja, absorbe agua y se hincha. Así que, este tipo de menaje, necesita llevar un recubrimiento que impida que esto suceda.
No obstante, tampoco vale cualquier cuchara de madera. Para que el truco surta efecto, la cuchara o elemento de madera en cuestión no puede estar caliente. Cuando la cuchara se ha calentado, se pierde el efecto hidrófobo y el líquido vuelve a derramarse. Así que, asegúrate de que siga fría antes de usarla con este propósito.
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