Esos vestidos de verano desgastados, de colores no ya pastel, sinio decolorados que en los 90 tuvieron su momento. Yo los recuerdo con cariño en los días de playa familiares. Medidas amplias, de apariencia nada espectacular. Un vestido que al verlo a primera vista no enamoraba a nadie pero que ahí estaban. Jessica Alba los recupera para un día de calle.
Un vestido de manga hasta el codo, amplia, con un mínimo fruncido en la cintura, con un cuerpo raro, al que se suma una línea de botones pequeños y un cuello Mao.
Es lo opuesto a un vestido juvenil, que estilice y muestre el lado más femenino. Es el más apropiado para ir hacer la compra como vimos el otro día a Rachel Bilson, ir a por el pan, salir a bajar la basura… pero ahí queda. Espero que este tipo de vestidos no vuelvan.
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