Reconozcámoslo: tener niños hoy en día es una experiencia totalmente diferente a la que vivieron nuestras madres. Porque madurar, evolucionar y procrear no significa renunciar a las cosas que siempre nos han gustado, a tener nuestros hobbies de siempre y a vivir la vida como nos dé la gana. Pero a algunos se les ha ido las cosas de las manos y cada vez son más los que se están apuntando al fenómeno "adultescente".
La adolescencia más allá de los treinta ya no es patrimonio exclusivo de los solteros recalcitrantes, de los aficionados al Síndrome de Peter Pan y de ese pariente que todos tenemos que todavía no se ha independizado de la casa de sus padres. Ser "adultescente" hoy en día está en las manos de cualquiera. Sí, incluso los que son padres y tienen que hacerse responsables de llevar una casa y organizar a una familia pueden caer en las redes de la adolescencia tardía.
Porque ser madre o padre en pleno siglo XXI no significa que te tengas que parecer a tu padres. Para nada. Todo lo contrario. Te lo digo en serio. Pero, ojocuidao, porque los extremos nunca fueron buenos y algunos se han tomado demasiado a pecho lo de seguir siendo ellos mismos y vivir la vida a su aire.
1.- Porque su "uniforme" para ir al colegio es igualito al que usaban ya cuando iban al instituto. Unas Converse, vaqueros desgastados y la camiseta de su grupo favorito. Y a tirar.
2.- Disfrutan más viendo los dibujos animados que sus hijos y están al tanto de todos los capítulos que YA han repetido quinientas mil veces de Hora de aventuras y El increíble mundo de Gumball.
3.- Y su colección de muñequitos/cómics/películas/series de T.V./etc. es más grande que la de los peques de la casa. Y su lista para estas Navidades, también. Y puedes comportarse como unas auténticas niñatas como se les ocurra poner una mano encima de su figurita de La Novia Cadáver.
4.- Porque piensan que educar a sus hijos no está reñido con comportarse, hablar y actuar como cuando tenían 17. A pesar de que sus hijos les digan que paren ya y que dejen de bailar en medio de la calle, que les están avergonzando.
5.- Se comen las bolsas de chuches de cumpleaños que traen del colegio a escondidas. Y luego les dicen que lo han hecho por su bien, para que no les salgan caries. Y para que mamá esté de mejor humor cuando le dan los ataques de ansiedad nocturnos que le dan.
6.- Les pegan unas palizas tremendas jugando a la consola. Están seguras de que dejarles ganar no les haría ningún bien. Life is pain y cuanto antes lo aprendan, mucho mejor.
7.-Compran las entradas para el concierto de sus grupos favoritos sin comprobar antes si tendrán canguro. Cuando llegue el momento ya se buscarán la vida como sea.
8.- Salir de cañas con sus amigas de siempre es sagrado.
9.- Como también es sagrado darle repaso visual a ese nuevo bombón que ha entrado en la oficina y lanzarle miraditas subidas de tono. Les gusta jugar, en todos los sentidos.
10.- Porque se miran en el espejo y sigues siendo ellas, las mismas, las de antes,... ¡Qué leches! Si ahora se sienten mejor que nunca, porque ahora se les ha olvidado qué es eso del sentido del ridículo y tienen la cartera llena de pasta para sus caprichos.
11.- Lo de madre sacrificada no va con ellas.
12.- Pero son capaces de poner una lavadora, explicar un problema de geometría y chatear por guassap mientras bailan el último cd de Vetusta Morla como locas.
13.- Y lo más importante, porque no se sienten culpables de tener su propia vida. Sólo suya.
Si mientras leías esta lista asentías con la cabeza y sonreías para adentro, felicidades: eres una "adultescente" con todas las de la ley. Bienvenida a un mundo maravilloso en el que puedes ser tú misma sin complejos y sin renunciar a tener pequeños. Probablemente seas un poco egoísta y un tanto (o bastante) irresponsable, pero aparentas muchos menos años de los que tienes en realidad. O eso te crees.
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