El filósofo Jean Paul Margot decía que “Si el hombre quiere ser feliz, no debe olvidar que la felicidad es el resultado de una conquista primero sobre él mismo”. Siendo sinceros, ¿cuántas veces has pospuesto algo que sería bueno para ti porque estabas demasiado liado? Pensamos que aumentar nuestra productividad pasa por encima de algunas pequeñas acciones en realidad nos preparan para el éxito y el bienestar en el futuro. Creemos que siempre tendremos tiempo y ese “ya lo haré” se transforma en una excusa más porque estamos mucho más centradas en los resultados inmediatos, pero se nos olvida que nuestras decisiones diarias también moldean nuestro futuro y nuestro desarrollo personal.
Por eso vengo a contarte que hay ciertos hábitos que tu yo del futuro te agradecerá muchísimo que hayas priorizado hoy, porque son la base de una vida equilibrada y satisfactoria. Y el momento de hacerlos es ahora para asegurarnos la felicidad también en el futuro.
Priorizar la salud
Empezamos por algo que parece obvio pero que en realidad, no lo es tanto. ¿Duermes las horas necesarias? ¿Llevas una vida activa? ¿Te saltas comidas? ¿Consideras que tienes una alimentación saludable? ¿Haces ejercicio? Lamentablemente la salud no es algo que se pueda dar por sentado. Te pongo mi ejemplo. Trabajaba más de 60 horas a la semana pensando que era joven, fuerte y que mi cuerpo respondería, hasta que dejó de hacerlo.
Tu yo del futuro agradecerá que priorices tu salud ahora y nunca es demasiado temprano ni demasiado tarde para empezar a cuidarte. Además, existen muchas evidencias que asocian una vida saludable con la felicidad. Por ejemplo, la actividad física aumenta la producción de endorfinas que nos hacen sentir bien y reducen el estrés. Y en cuanto al sueño, dormir bien se asocia con una menor probabilidad de experimentar síntomas de depresión y ansiedad. Como decía el escritor norteamericano Robert A. Heinlein, “La felicidad consiste en dormir lo suficiente, solo eso, nada más”.
Controlar el ego
Como explican los expertos en psicología de Therapyside, “el ego no es intrínsecamente bueno o malo. Es una parte de nuestra psique que puede ser tanto beneficiosa como dañina, dependiendo de cómo la gestionemos”. Aunque el ego, entendido en términos psicológicos como el sentido de identidad que tenemos de nosotros mismos, nos puede aportar confianza y autoestima, y nos permite confiar en nuestras habilidades y capacidades, un exceso de ego puede volverse problemático.
En mi caso el ego solo que me ha llevado es al malestar, la frustración y la incomodidad. Me ha generado problemas de pareja, en mis relaciones de amistad y en el pasado, también en el trabajo, porque no he sabido gestionarlo. Cuando nuestro ego nos domina, no aceptamos bien las críticas, buscamos constantemente la validación externa para complacerlo y hasta nos impide ser empáticos. Controlar ese ego nos permite tener relaciones más significativas y saludables que, según Harvard, son el secreto de la felicidad.
Aprender un segundo idioma
Las investigaciones han demostrado que las personas bilingües tienden a tener mejor memoria, atención y flexibilidad cognitiva, y es una forma de conseguir trabajos diferentes y te facilita vivir algunas experiencias como descubrir otras culturas de una forma más profunda si conoces el idioma que se habla allí, lo que es un boost para tu cultura. Te prepara para el éxito del futuro y te permite disfrutar mucho más de experiencias como viajar.
Cultivar la inteligencia emocional
No es fácil, pero cultivar la inteligencia emocional tampoco es imposible. Piensa que es la capacidad de comprender y gestionar las propias emociones y las de los demás, y que cuando lo conseguimos, consigue mejorar nuestro estrés, nos permite comunicarnos mejor y superar desafíos y conflictos. Las investigaciones han demostrado que las personas con más inteligencia emocional son más felices y tienen mejor salud mental, mejor rendimiento laboral y mejores habilidades de liderazgo. De hecho, el psicólogo Daniel Goleman afirma que el coeficiente emocional es un predictor de éxito más importante que el coeficiente intelectual porque “En la vida cotidiana, son nuestros miedos y envidias, nuestras iras y depresiones, nuestras preocupaciones y ansiedades las que nos guían. Incluso los más brillantes académicamente somos vulnerables a que las emociones descontroladas nos desbaraten”.
La inteligencia emocional se puede trabajar y entrenar, así que dedicar tiempo a mejorar nuestra empatía, a la autoconciencia y la autorregulación, a comunicarnos asertivamente y a desarrollar habilidades sociales, es dedicar tiempo a nuestro yo futuro. Si desarrollamos la inteligencia emocional, nuestro yo futuro será más feliz, tendrá mejores relaciones y se querrá mucho más.
Invertir en las relaciones
Terminamos esta lista de hábitos con uno de los más importantes. Y es que como decíamos antes, la Universidad de Harvard descubrió en el Estudio del Desarrollo Adulto de Harvard, que lo que nos hace verdaderamente felices son las relaciones interpersonales. Somos criaturas sociales por naturaleza que nos desarrollamos en parte gracias a las conexiones con otros y a las experiencias compartidas. Pero si tenemos una vida demasiado “ocupada”, podemos descuidar este aspecto crucial de nuestro bienestar. La psicoterapeuta Esther Perel asegura que “La calidad de nuestras relaciones determina la calidad de nuestras vidas”.
Tu futuro yo estará agradecido por el tiempo y la energía que inviertas en cultivar estas relaciones hoy. No se trata solo de crear recuerdos felices, sino de construir una red de apoyo que nos acompañe y a la que acompañemos. Pasar tiempo de calidad con los tuyos y demostrarles que son importantes para ti es el primer paso. Y con hacer una llamada ya estarás acercándote más a ellos, así que dedica tiempo a aquellos que siempre serán tu felicidad: las personas a las que quieres y te quieren.
Fotos | Tim Mossholder en Unsplash, Antonino Visalli en Unsplash, Arek Adeoye en Unsplash
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