“Antes era una persona incapaz de estar en silencio, siempre y en cada ocasión tenía música de fondo, ya sea pasear, ir a cualquier sitio con los auriculares, para hacer deporte y "motivarme", después he descubierto lo que importante es conseguir tener la mente en blanco aunque sea unos minutos al día”. Este es el testimonio de una de las mujeres que practica algo que, como pasó con el Imperio Romano masculino (el femenino es otro tema), se ha puesto de moda gracias a TikTok. El paseo silencioso.
Aunque Mady Maio, podcaster de 28 años, es quién muchos medios afirman que ha iniciado el movimiento “silent walk”, lo cierto es que la generación Z no ha inventado nada nuevo, solo lo ha puesto de moda, como vimos con el birdboxing. Tras ella, que afirmó tras ese primer paseo de 30 minutos en silencio que había sido reveladora al encontrarse “solo yo, yo misma y yo", numerosas influencers se han unido al “movimiento” que creen novedoso, pero que tiene siglos de antigüedad.
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Y aunque no hayan inventado caminar, lo cierto es que al poner de moda esta práctica, la generación Z ha sacado a la luz sus numerosos beneficios.
En qué consiste el “paseo silencioso”
El paseo silencioso no es otra cosa que caminar sin distracciones. Sin escuchar un podcast, música o hablar por teléfono. Es pasear centrándonos en ese momento mismo y dejar en blanco la mente para escucharnos. Estamos nosotras y nuestro paseo. Un tiempo a solas con nuestros pensamientos.
Esta práctica, a la que se conoce también como la “caminata silenciosa” o “mindful walking” es algo que, según Lalah Delia, autora del libro Eleva tu vibración cada día, vive tu poder, los monjes budistas han practicado durante mucho tiempo, solo que ellos le llaman “meditación caminando”. Caminar en silencio es una antigua tradición arraigada en la atención plena. Una forma de meditación que se centra en las sensaciones físicas, los pensamientos y las emociones del momento presente, como el mindfulness que nos explicaban los expertos de Vitónica.
El famoso monje budista Thích Nhất Hạnh ha hablado mucho del silencio y de su “poder” en libros como Silencio: El poder de la quietud en un mundo ruidoso y de la meditación caminando en su libro El arte de caminar: El largo camino lleva a la alegría. En él explica que “la meditación no es una práctica obligatoriamente estática”, y una de las formas más sencillas de meditar es hacerlo mientras caminamos. "Uno camina lentamente solo o en compañía, preferentemente en un lugar hermoso. Meditar caminando significa disfrutar del paseo. No se camina para llegar a ningún sitio, sino por el mero hecho de caminar. El objetivo es anclarse en el presente y, consciente de caminar y respirar, saborear cada paso".Existe otra variante, la llamada caminata afgana o senderismo meditativo, que sincroniza los pasos con la respiración en una proporción de 3-1 / 3-1, en la que se inhala por la nariz durante los primeros tres pasos, se retiene el aire en el cuarto paso, se exhala durante los siguientes tres pasos y se mantienen los pulmones vacíos durante el último paso.
Es una técnica de senderismo inspirada en los nómadas afganos, que nos permite recorrer largas distancias y que se popularizó en 1980 cuando Édouard G. Stiegler publicó el libro Regeneración a través de la caminata afgana: Respiración para la salud.
Los beneficios de la caminata silenciosa
Según este estudio publicado en JAMA Internal Medicine, caminar diez minutos al día, solo diez, podría proporcionarnos una vida más larga. Y este otro estudio afirma que caminar 15 minutos tres veces al día puede mejorar los niveles de azúcar en sangre y reduce la probabilidad de sufrir diabetes en un futuro.
Le sumamos que estimula la función inmunológica, reduce el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares y varias investigaciones han demostrado que puede ayudar a reducir la ansiedad y la depresión, además de aumentar la autoestima y reducir los síntomas de aislamiento social.
Tal y como nos explican los expertos en deporte de Vitónica, nos ayuda a adelgazar y además, “caminar puede ser en gran medida beneficioso para nuestra salud mental y emocional ayudando a reducir los niveles de estrés”.
Hay más, por ejemplo, caminar al aire libre, como en el método koselig, hace que aumente tu energía y mejore tu estado de ánimo, más que tomar una taza de café, según este otro estudio. Y si no podemos perdernos en el campo, no pasa nada, porque pasear por un parque reduce el tiempo que pensamos en cosas negativas según este estudio publicado en The Journal of Environmental Psychology.
Todo esto sin contar con los beneficios obvios que tiene a nivel físico en nuestro cuerpo, como que tonifica nuestras piernas, activa nuestro core y es un ejercicio de cardio que los expertos recomiendan hacer a diario. Y un extra: según la universidad de Stanford, es muy útil para aumentar la creatividad, especialmente si practicamos la caminata silenciosa.
Si preguntas a quienes lo practican es posible que te digan que lo hacen “por desconexión y dejar de recibir estímulos y "ruido" digital”, tal y como nos explican algunas de las personas que lo practican. Para otros, invita a la reflexión y “te deja espacio para tus propios pensamientos". Otros afirman que es más gratificante. “Me relaja más salir a pasear sin música, podcast o cualquier otra cosa de fondo. Me despejo más y dejo la mente en blanco más fácilmente. Desconecto y al final me sienta mejor cuando lo hago así”. Y otros simplemente, disfrutan del silencio. Como le pasó a Forrest Gump cuando empezó a correr, que solo lo hizo porque le gustaba.
Una de las personas a las que hemos preguntado afirma que lo hace para “concentrarme en lo que estoy haciendo o dejar los pensamientos deambular libremente en mi cerebro sin sobreestimularlo”. Ella se centra en sus pies, sus manos y en cómo está su cuerpo para “estar más conectada con él”.
Nos puede parecer un imposible, especialmente a aquellas personas que sufren ansiedad. De hecho hay quien afirma que prefiere ir escuchando algo “porque me agobia el sonido ambiente y con la música me abstraigo y no pienso en mis neuras”. Pero existe una belleza innata en un paseo silencioso y en estar a solas con nuestros pensamientos. Aunque tengamos miedo a no hacer nada. Aunque esos pensamientos a veces nos aterroricen.
La risa de un grupo de amigas. Un niño llamando a su padre. El piar de un pájaro. El viento. El sonido de un claxon. El crujir de las hojas bajo nuestros pies. Dejar los cascos en casa y observar el camino que recorres es la oportunidad de ver lo que nos pasa desapercibido en muchas ocasiones. “Reflexiono más, o simplemente despejo la mente mirando lo que ocurre a mi alrededor”, afirma una de las personas que practican habitualmente el paseo silencioso.
Y si lo hacemos en las horas de sol para recibir esa vitamina D que tanta falta nos hace, el plan parece inmejorable. Un paseo con nosotras mismas, nuestra mejor compañía. Un momento para escucharnos, para mimarnos, para simplemente disfrutar. Demos las gracias a la generación Z por poner de moda los paseos silenciosos. Y ahora te dejo que tengo mucho de lo que hablar conmigo misma en mi paseo diario.
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Fotos | Alma salvaje, Forrest Gump, Arek Adeoye, trail y Dennis Ottink en Unsplash
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