Charles R. Snyder, profesor especializado en psicología positiva, sugirió ya en 2002, que existen dos obstáculos que nos impiden alcanzar nuestros objetivos. Primero está el hecho de que pensamos que no podemos alcanzar nuestras metas y luego, que no somos capaces de identificar el camino para conseguirlas. Esa investigación de hace más de 20 años daba forma a su modelo teórico de la esperanza que afirma que para conseguir éxito necesitamos el deseo y la motivación para conseguirlo unido a tener un plan. A día de hoy sigue vigente, porque según la Universidad de Harvard la diferencia entre las personas que logran sus metas y objetivos de aquellas que no, es que las primeras tienen una estrategia bien pensada.
Con el objetivo de que impulses tu desarrollo personal, y no conviertas tus objetivos en parte del 80% de los propósitos de Año Nuevo que fracasan, te presento algunas técnicas, estudiadas y probadas, que la experta en desarrollo personal Allison Walsh explicaba en Harvard Business Review y que funcionan. Con ellas, conseguirás que lo que te propongas llegue a buen puerto.
Conecta tu objetivo con un “por qué”
Quiero hacer más deporte. A pesar de que te parezca una maravilla, como objetivo es vago y poco trabajado. El secreto de la gente con éxito es que siempre piensa en sus objetivos de una forma específica, medible y alcanzable, usando por ejemplo el método SMART. Además de crear unos objetivos específicos, medibles, alcanzables, realistas y de duración limitada, Walsh sugiere que “alcanzar objetivos se vuelve más fácil cuando son significativos y están conectados con una razón y un propósito”. Esto se debe a que así es fácil evitar distracciones, te concentras intencionalmente en el motivo por el que quieres hacer algo y en cómo te impactará y tus prioridades están conectadas a un propósito. ¿Cómo lo hacemos? Muy fácil, utilizando la afirmación “Quiero x para poder y”. Te pongo un ejemplo volviendo al deporte. “Quiero hacer más ejercicio para poder hacer una ruta a pie subiendo el Machu Pichu sin que me falte el aire”.
Vamos a ver un ejemplo más de cómo desarrollar un objetivo de una forma más inteligente. El objetivo “quiero leer más” se queda corto, pero podemos usar el método SMART haciéndolo específico (quiero leer más libros de no ficción), medible (quiero leer un libro al mes de no ficción), alcanzable y realista (dejándolo en uno al mes para asegurarnos de cumplirlo porque es un objetivo accesible aunque no tengamos mucho tiempo), y de duración limitada (quiero leer un libro al mes de no ficción durante el próximo año). Además tenemos que añadirle un “por qué” a ese objetivo: “Quiero leer más libros de no ficción para poder aumentar mis conocimientos y poder hablar con otras personas sobre esos temas”. El “por qué” es aumentar mis conocimientos y no simplemente leer más.
Empieza ya, pero hazlo poco a poco
“Es mucho más probable que tengas éxito si empiezas a hacer pequeños cambios de conducta ahora para encaminarte por el camino correcto, en lugar de lanzarte de golpe y esperar hacer las cosas a la perfección”, explica Walsh. Cuando nos ponemos un objetivo existe un cambio en nuestros hábitos que, según las investigaciones, puede llevarnos entre 18 y 66 días implantarlo en nuestra vida. Pretender crear un nuevo hábito demasiado ambicioso solo nos llevará a la frustración y al fracaso. Volvamos al ejemplo de leer más. Si queremos leer más y las primeras semanas estableces un objetivo poco realista como leerte tres libros semanales, puedes perder la motivación antes de empezar porque la meta te resulte abrumadora..
Es más sencillo dedicar tiempo a trabajar en tus objetivos, como explica la experta. Digamos, que tu objetivo es leer 30 páginas de un libro todas las mañanas antes de empezar a trabajar. Si desgranamos el objetivo, primero necesitamos levantarnos 30 minutos antes todos los días, porque ya tienes el tiempo calculado que necesitas para prepararte antes de irte a trabajar. En lugar de empezar con algo tan drástico y que vas a hacer dos días para después dejar, reduce la ambición y empieza por levantarte 10 minutos antes para leer. Cuando el hábito ya esté integrado, ve aumentando el tiempo poco a poco y así es menos probable que abandones.
Divide tu objetivo en pequeñas victorias
Cuando nos fijamos en un objetivo importante, solemos verlo como una sola acción, explica Walsh. Pero eso es un error enorme, porque puede abrumarnos por su magnitud. En cambio si dividimos el objetivo principal en pequeñas partes más manejables, avanzaremos en el objetivo de una forma más sencilla. En lugar de pensar que tienes que leerte 12 libros al año, piensa que tienes que leer 10 minutos al día.
Antes de empezar, piensa en tus obstáculos
Es una realidad que a la hora de conseguir propósitos, objetivos o nuevos hábitos, somos nuestros peores enemigos. Para asegurarnos de que vamos a caminar hacia nuestras metas en necesario adelantarnos a los obstáculos que puedan surgir, y según Walsh, la mejor forma de hacerlo es, antes de comenzar a trabajar en una meta, preguntarnos qué nos podría impedir alcanzarla. “Identifica y escribe tus posibles obstáculos, excusas o miedos”, explica la experta, y también apunta cómo superarás esos obstáculos. Mejor si lo escribes en un papel.
Asegúrate de llevar un registro
Como nos explica Iria Reguera, psicóloga y directora de Trendencias, mantener un registro de tus objetivos es esencial, pero no siempre lo hacemos. “Aunque creamos que basta con tener nuestros avances en la mente, la realidad es que así es más difícil cuantificarlos”, asegura. Una forma de hacerlo es usar un diario o journaling en el que vayamos apuntando en qué punto estamos, celebrando nuestros logros, midiendo nuestro progreso y reflexionando sobre cómo estamos llevando el avance.
Nos sirve además para ir reformulándolos si nuestra vida cambia, en lugar de descartarlos completamente si no los vamos consiguiendo. Como bien explica Reguera, lo que queremos hoy puede no ser lo que necesitemos dentro de unos meses y “parar cada cierto tiempo y revaluar los propósitos que nos pusimos y lo que hemos ido consiguiendo”, es una forma de no rendirnos por el camino.
Fotos | Mark Fletcher-Brown en Unsplash, Derek Thomson en Unsplash, Alisa Anton en Unsplash
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