Podría decirte que soy una mujer feliz con su trabajo y no te mentiría. Pero si me preguntas si todos los días siento felicidad trabajando tendría que decirte que no. Y tampoco te estaría mintiendo. Siento bienestar en mi trabajo y tengo momentos de felicidad aunque no todos los días sean felices. Esto tiene un poco que ver con que la felicidad es un concepto complejo y es más adecuado hablar de bienestar -un estado mantenible en el tiempo y que incluye momentos de felicidad- que de felicidad, entendiendo ésta como una emoción.
Para fomentar ese bienestar del que hablamos que consigue que tenga más momentos de felicidad y esté más tranquila en mi trabajo, recurro a Harvard. Concretamente a la Dra. Cortney S. Warren, psicóloga licenciada en la Universidad de Harvard. La experta explicaba en un artículo de la CNBC que una de las mejores maneras de afrontar factores estresantes en el trabajo es “establecer límites saludables” porque son “clave para la salud mental y el alivio del estrés”.
Con los límites lo que hacemos es definirnos y definir también cómo queremos que nos traten y hasta dónde estamos dispuestos a llegar y te aseguro que en el trabajo es algo fundamental. En mi caso me vi casi obligada a establecer esos límites de forma clara porque el trabajo estaba afectando a mi salud mental y desde que lo hice soy más feliz. Estas frases que propone la especialista de Harvard me ayudaron a conseguirlo.
“Necesito ayuda”
Ya te hemos contado que pedir consejo hace que otros te vean como más inteligente. Cuando pedimos ayuda con una tarea que nos sobrepasa pasa algo similar, porque no solo es razonable y está justificado, sino que también mostramos nuestro compromiso con el proyecto: pides ayuda para que salga adelante porque estás comprometida. No tengas miedo de solicitar ayuda cuando te falta tiempo o incluso cuando no tienes los conocimientos para hacerla. Con ello podrías aprender algo nuevo y que aumentara tu desarrollo personal.
“No estoy disponible”
Esta frase marcó un antes y un después en mi trabajo. El hecho de que teletrabajo me hacía pensar que debía estar disponible 24/7 y no es así. Todos los trabajadores tenemos derecho al descanso y saberlo y comunicarlo es una forma de reducir nuestros niveles de estrés. Si contestamos a emails de vacaciones, si cogemos el teléfono en nuestros días libres o si realizamos tareas fuera de nuestro horario laboral les estamos comunicando a quienes nos rodean que siempre estamos disponibles. Warren explica que “establecer un límite de que habrá momentos en los que no estarás disponible porque otros aspectos de tu vida tendrán prioridad es fundamental para el cuidado personal”. Y es un derecho laboral.
“Necesito más tiempo”
Tenía la tendencia de decir que sí a todo, hasta a plazos imposibles que me obligaban a trabajar a deshoras para cumplir con ellos. Ahora me he acostumbrado a pedir más tiempo si la tarea es grande, y lo hago antes incluso de empezarla. Conoces tus tiempos de acción, así que establecer plazos razonables que se ajusten a ello no es complicado. Según la experta, este límite “establece la expectativa de que ambos están dispuestos a hacer lo que se requiere y se necesita el tiempo necesario para hacerlo bien”.
“Esto no me parece justo”
Siempre que esa comunicación se haga desde el respeto, no tiene porqué afectar a nuestro trabajo ni mucho menos. Según la experta, “cuando una política o experiencia no parece tratada de manera ética, comunicar directamente su experiencia no solo aclara tu perspectiva de la injusticia, sino que también crea un mecanismo para el cambio”. Con esta frase nos aseguramos de que nuestros valores se conocen y nos mostramos como una persona auténtica y firme en ellos.
“Tengo una sugerencia”
En muchas ocasiones tenemos miedo de expresar lo que pensamos porque creemos que nos van a juzgar. Sin embargo, cuando tenemos la confianza suficiente en nosotros mismos, este miedo desaparece. Dar tu opinión y sugerir una estrategia alternativa es también una forma de establecer un límite. Estás comunicando que no te gusta cómo se está manejando una situación, pero desde un plano de proactividad porque das una posible solución al respecto.
“Me siento poco valorado/a”
Tal y como Arthur Brooks, explicaba en su libro ‘Construye La Vida Que Anhelas: El Arte Y La Ciencia de Ser Más Feliz’, para sentirse feliz en el trabajo necesitamos sentirnos útiles y que se reconozcan nuestros logros. El estrés laboral aumenta, tal y como explica Warren, cuando el esfuerzo no parece notarse, reconocerse o apreciarse. Por eso esta frase no está de más repetirla si te sientes así.
“Háblame con respeto, por favor”
Que trabajemos con alguien o para alguien no le da derecho a hablarnos como le plazca. Este tipo de situaciones no solo se viven en los casos de bossing, podemos vivirlo en cualquier tipo de situaciones y es importante que el límite se establezca cuando antes para evitar males mayores. En la comunicación, sea en el entorno que sea, el respeto debe primar siempre.
Si esto te cuesta, existe un truco para responder ante una falta de respeto en el trabajo según la experta en comunicación Aurora Michavila, autora del libro 'Supercomunicadores: Habla claro, defiende tus ideas y sé siempre tú'. Empieza por parar, respirar y analizar la situación antes de hacer nada y luego usa una frase para reafirmar lo que se ha dicho. Por ejemplo: “me parece haber entendido que soy una incompetente, ¿es eso lo que has dicho? Esto obligará a la otra persona a analizar lo que ha dicho y darte una respuesta, lo que permite que la otra persona se de cuenta del error pero desde el respeto.
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