El 29 de abril de 2011 vivíamos una de esas bodas de cuento, la penúltima boda real. Los protagonista, el Príncipe Guillermo y Kate Middleton, ya convertida en Catherine, duquesa de Cambridge, una novia que desde su aparición a la salida del hotel y su entrada en la Abadía de Westminster no dejó indiferente a nadie.
Mucho se especuló con su estilo, pero ha demostrado a lo largo de este año de recién casada y miembro de la Familia Real Británica que su personalidad, de momento, va a seguir intacta. Si le gusta el cabello largo y suelto, lo lleva. Es su característica. Le encanta jugar con los tocados y sombreros, y lo hace acertando y buscando guiños con el espectador.
Sabe que cada paso es medido, analizado, estudiado. Y, hasta ahora, no ha habido ni un solo renuncio. Sigue impecable sea cual sea el acto. ¿Queréis ver un repaso de este año de princesa oficial?
Sabe que tiene una mirada profunda, y la suele acompañar de sombras oscuras. A veces juega con el colorete como el toque de color más destacado. Suele acertar, pero en la galería podéis ver algún que otro fallo, un exceso de buena cara artificial.
A veces juega con un ligero toque de sombras grises, o verdes oscuras, para potenciar su mirada. Un poco de máscara de pestañas, ligera raya negra, y nada más.
De hecho, el mayor cambio que le hemos visto a la Duquesa de Cambridge ha sido las ondas finales de su larga melena, mucho más pronunciadas ahora que en su etapa de soltera.
Me declaro fan incondicional del uso que las británicas hacen de tocados, casquetes y demás adornos. El usado en Canadá me enamoró, era perfecto. No apto para el resto de los mortales, pero sí para ella.
Muy pocas veces la hemos visto con el pelo recogido por completo. Me gusta, aunque su fuerte está en la fuerza de su melena. Pese al cambio de look, sigue con su fiel estilo de mejillas protagonistas, y sencillez en el resto de su look. De hecho, casi parece imperceptible la base de maquillaje.
Es verdad que el día de su boda, Kate estaba espectacular, pero a mi me gusta más en el resto de imágenes. Primero, disimula mejor las ojeras. Y, segundo, ya no tiene que demostrar su estilo, ni su sencillez, ni que todo lo sabe hacer. Lo sabemos, y ahora está más relajada y natural.
¿Qué os parecen sus looks en este primer año?
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