Como la semana me ocupé de las pieles mixtas, hoy toca a las pieles grasas. Cada tipo de piel tiene sus problemas, distinguirlos es básico para poder elegir el cosmético adecuado y evitar efectos rebote. Si tu piel es grasa debes saber si es seborreica o deshidratada.
La piel grasa tiene un exceso de sebo. Esa grasa natural es la que se mezcla con el sudor para formar una emulsión a la que llamamos manto hidrolipídico. Esa defensa natural de la piel es más rica en lípidos. Es una piel que brilla, que no se arruga fácilmente y se ven poros abiertos.
Esta es la piel grasa general, la que llamamos piel grasa seborreica. ¡Demasiado sebo! Tanto la sensación como el tacto de esa piel es grasiento y hay que aplicar cosméticos purificantes como los que hemos comentado muchas veces en Trendencias Belleza: gel limpiador, tónico purificante, fluído matificante, mascarilla para piel grasa.
Pero puede ocurrir que algun factor la deshidrate. Puede ser un agente externo prolongado como volar muy a menudo, estar en ambientes con aire acondicionado, etc. También puede ser una causa interna, puede que la misma barrera hidrolipídica de la piel pierda su calidad y no consiga captar (retener) el agua debidamente. El resultado es una piel grasa deshidratada.
El problema es que al segundo tipo de piel grasa no le convienen algunos de los productos cosméticos que os he nombrado antes. Por ejemplo, el gel limpiador. La deshidratada dificilmente encontrará confort en el jabón y el agua del grifo: la sensación de tirantez. Sí, incluso teniendo una piel grasa. Si es tu problema, cambia a una leche limpiadora fluída o un agua micelar.
También brilla aunque el brillo es distinto, como apagado. Sigue siendo una piel algo cremosilla cuando pasas el dedo por la frente, las mejillas o la nariz pero tiene un tacto áspero, como rasposo. Es la deshidratación. Lo más seguro es que hayan escamas de color blanquecino aquí y allá. Esa piel necesita con urgencia un serum hidratante y una mascarilla hidratante. Ojo: hidratante sí, nutritiva no.
Tienes que saber diferenciar las necesidades de tu piel, si no encuentras confort con los productos que estás utilizando es que algo falla. También hay que tener en cuenta la edad, si estás tomando una medicación, la genética o si estás estresada como la mayoría de este mundo loco en el que vivimos.
Cuando notes un cambio en tu sensación o veas unos resultados visibles diferentes, cuestiónate estas preguntas y acertarás. ¿Tipo de brillos, escamas, poros abiertos, piel menos uniforme (cuando se deshidrata), aparecen arruguitas?
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