Caminar es una de nuestras disciplinas deportivas favoritas. Nos encanta porque podemos ponerla en marcha en cualquier lugar del planeta. Es la opción perfecta para no olvidarnos de la rutina fitness en nuestras vacaciones de verano y apostar por caminatas por lugares paradisíacos en contacto con la naturaleza, y ¿por qué no?, dando pie a largos paseos descalzas a la orilla de mar en contacto con la arena mojada. No existe ninguna sensación remotamente parecida.
En esa idea de volver a las raíces y conectar con la naturaleza, entra en juego la moda deportiva del momento, andar descalza. Y es que las ventajas que nos ofrece esta opción van más allá de los propios beneficios de todo ese ejercicio cardiovascular que traen consigo las caminatas. Basta con percatarse de que la planta del pie tiene casi tantas terminaciones nerviosas como las palmas de manos, algo que en contacto con el suelo se hace aún más evidente.
Según los estudios científicos llevados a cabo, esta práctica podría ayudar a favorecer la conexión con la naturaleza. Se insiste también en los posibles beneficios psicológicos que podría brindarnos el salir a andar descalzos, de hecho, algunas investigaciones científicas han indagado en ello recalcando la importancia de estimular el sentido del tacto para poder sentirnos más cerca de la naturaleza, además de que este hábito podría aumentar a su vez la conexión con uno mismo.
Los estudios científicos han querido indagar en los posibles efectos de caminar descalzo, donde se han obtenido resultados que insisten en que esta práctica aumentaría la dispersión de la parte anterior del pie, es decir, que los dedos se podrían expandir, ocupando así su sitio natural y mejorando la estabilidad corporal. Y es que los pies necesitarían de espacio para poder adaptarse al terreno y maximizar su agarre y estabilidad, algo que con el calzado contemporáneo está limitado, culpa de las suelas de los zapatos.
Tras toda esta avalancha de información, hay algo que no podemos evitar preguntarnos a cerca de caminar o no caminar descalzos. ¿Esta práctica puede aumentar el riesgo de sufrir lesiones? Lo cierto es que los investigadores científicos también se han hecho la misma pregunta y han ido en busca de respuestas con estudios que analizan los efectos a largo plazo de esta práctica, donde aparentemente esta variante de la clásica disciplina no acarrearía ningún riesgo de lesión.
El calzado minimalista es otra de las opciones que está ganando fuerza esta temporada, una opción ideal para aquellos que no les guste especialmente andar descalzos o no quieran arriesgarse a experimentar los inevitables peligros que podrían darse al andar con los pies desnudos en determinadas superficies o terrenos. Poe ello, este calzado se ha centrado en imitar la sensación y la biomecánica de caminar descalzo, por supuesto sin renunciar a la protección contra las superficies,
Los estudios científicos también han estudiado detenidamente los beneficios del calzado minimalista, donde los resultados indican que este tipo de calzado ayudaría en la estabilidad del cuerpo y la disminución del riesgo de caídas, además de en la prevención de ciertas dolencias como los juanetes, el neuroma de Morton o la fascitis plantar.
Por otra parte es importante tener en cuenta que si apostamos por caminatas con los pies descalzos, así como con calzado minimalista, es importante ir haciéndolo poco a poco ya que se requiere de una adaptación al cambiar la biomecánica de la marcha.
Fotos | Lena Glukhova en Pexels, Thirdman en Pexels
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