Aunque Aristóteles decía que “la felicidad depende de nosotros mismos”, la Universidad de Harvard y su Estudio del Desarrollo Adulto iniciado en 1938 y que sigue activo tras más de 85 años, dice que lo que nos hace realmente felices son las relaciones interpersonales. Y aunque la psicología positiva afirma y demuestra que la felicidad empieza en nosotros, las personas con mejores relaciones viven más, son más felices y gozan de mejor salud. Son clave en la felicidad, la longevidad y la salud física y mental según el informe.
Las relaciones nos mantienen sanos y felices
El estudio comprobó que "tener vínculos fuertes e íntimos con otras personas nos hace más felices” y "nos mantiene sanos", tal y como explicaba el propio psiquiatra y profesor Robert J. Waldinger, uno de los investigadores y cuarto y actual director del estudio, en una entrevista en ‘Aprendemos Juntos’. Como explica él mismo, la respuesta a cómo podemos ser felices está en lo que llama relaciones de apego seguro. “Seas introvertido o extrovertido, todo el mundo necesita al menos una o dos relaciones seguras, dos relaciones de apego seguro, por así decirlo. Relaciones en las que sientas que hay alguien ahí a quien puedas llamar y que vaya a estar ahí cuando haga falta”, aseguraba.
Waldinger aseguraba que las relaciones sociales y conexiones humanas pueden tener un gran impacto en nuestro bienestar emocional. “La mejor teoría de cómo nuestras relaciones sociales afectan a nuestra salud está relacionado con el estrés. Creemos que cuando las personas no tienen buenas relaciones, cuando no tienen con quien hablar, cuando están aislados y solos, se mantienen en ese estado de estrés crónico. Es un modo de lucha o huida crónica”.
Conocido como el gurú de la felicidad, Robert J. Waldinger ha dedicado gran parte de su vida a explorar las relaciones sociales y sus efectos en la felicidad de las personas que ha plasmado en el libro ‘Una buena vida’, coescrito con Marc Schulz. Asegura que aunque las relaciones interpersonales son la base para ser feliz, la actitud positiva juega un papel importante porque “únicamente el 10 % de nuestra felicidad corresponde a nuestras circunstancias”, y explica que sí que es posible aprender a ser feliz porque “es el resultado de una serie de hábitos y acciones conscientes”, como aseguraba en otra entrevista en ‘Mejor Conectados’. Según el experto, el secreto de una vida feliz y sana está en cuatro hábitos vinculados a nuestras relaciones.
No descuidar nuestras relaciones
Como explica Waldinger, tener relaciones auténticas y significativas nos ayudará a sentirnos más conectados y felices. En una relación auténtica, sentimos que “podemos ser nosotros mismos con la otra persona implicada, que no tenemos por qué ocultar partes importantes de nosotros mismos”, explica. Y no solo ofrecemos, también recibimos de ella. Por eso es importante no descuidar nuestros vínculos para sentirnos seguros en la relación.
En el estudio se observó que, a pesar de que mucha gente tenía buenas relaciones, estas se diluían porque las desatendían. “Observamos que la gente que mantenía buenas relaciones tenía pequeñas muestras de atención a menudo. Cosas tan pequeñas como llamar a un amigo, mandarle un mensaje solo para saludar, y en particular sacar tiempo para dar un paseo, para tomar un café, para ir a un partido de fútbol juntos… cualquier cosa, pero hacer planes de manera habitual”, explica. Ese tiempo de calidad que dedicamos a nuestro círculo más cercano es imprescindible porque son ellos quienes nos brindan apoyo emocional, nos ofrecen perspectivas diferentes y nos ayudan a crecer como personas, así que hay que cuidarlos de la misma forma en que ellos nos cuidan a nosotros.
Compartir actividades con otras personas
Waldinger aseguraba en ‘Mejor Conectados’ que “participar en actividades sociales puede ser una gran oportunidad para conocer a personas con los mismos intereses que los nuestros”. Es una forma de encontrar personas con las que conectar, con las que compartir y con las que vivir experiencias, y nos “ayuda a tener una buena autoestima y a darnos una sensación de propósito y significado a la vida”. Además, estas relaciones son muy necesarias fuera de la relación de pareja, por ejemplo, porque nos da un espacio de individualidad en el que podemos crecer y desarrollarnos personalmente.
Ser nosotros mismos en las relaciones
Aceptar nuestras propias características y peculiaridades también es un secreto de felicidad, porque cuando lo hacemos, somos más capaces de poner límites en las relaciones. Esos límites son imprescindibles en cualquier relación saludable porque es la forma de que “respetemos y respeten nuestra forma de ser y nuestros valores, convirtiéndonos en personas más seguras de sí mismas”, explica el experto.
Aceptar los cambios
A lo largo del estudio, los investigadores de Harvard comprendieron que si de verdad queremos ser felices, debemos cambiar nuestra perspectiva sobre los cambios. Waldinger aseguraba que “en lugar de verlos como algo negativo, debemos verlos como una oportunidad de crecer y aprender. Al igual que nosotros cambiamos, también lo hace nuestro entorno, por lo que también deberemos aceptar los cambios de nuestros familiares, amigos o compañeros”.
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