La vuelta al cole, al trabajo y a las rutinas, es ese momento del año que la mitad de la población ansía... y la otra mitad detesta: o lo amas o lo odias. Seas del bando que seas, lo cierto es que retomar la dinámica del día a día tras las vacaciones no siempre es fácil, ni para ellos, los niños, ni para nosotros, los padres. Te dejamos algunos tips para que la vuelta al cole de toda la familia vaya de perlas... y hasta se disfrute.
Llega septiembre y con él toca cambiar la bolsa de la playa (que aún sigue teniendo arena, a pesar de que ya hace tres semanas de volvísteis de la playa y la has limpiado y vaciado dos veces) por la mochila del cole y el maletín del trabajo.
Atrás quedó tu bronceado (bueno, atrás no, se queda en tu ducha según llegas a casa, es un misterio), el solecito, las rutas por la sierra o las tardes infinitas en la playa. Pero también el “Me aburro, mamá”, los horarios locos y el modo “diablo de Tasmania” en el que entran -felizmente, que para eso está la infancia- los niños en verano.
Las vacaciones escolares suponen un cambio total en las dinámicas familiares, trabajes o no trabajes, estés o no estés tú también de vacaciones, de manera que la vuelta al cole no es solo un cambio para el peque, lo es para todos. Y a veces no es todo lo fácil que nos gustaría.
Sí, de vacaciones se está en la total y más absoluta gloria, pero las rutinas tienen su punto, y en el fondo nos sientan genial a todos. Toca volver a ellas, toca volver al cole y al trabajo, y como toca, vamos a gestionarlo de la mejor manera posible, para que en lugar de un tsunami sea una ligera y refrescante brisa.
La mejor vuelta al cole... para todos
Cómo afrontamos y cómo gestionamos los cambios -y en general todo lo que nos sucede en la vida- es lo que marca la diferencia. También cómo interpretamos las cosas y dónde ponemos el foco de atención.
¿Cómo podemos afrontar la vuelta a la rutina?
- Con actitud... y ganas: la vuelta a la rutina puede parecernos un castigo divino, y extrapolar que para nuestros peques también lo va a ser. Si nos centramos en lo poco que nos apetece algo, en los aspectos más negativos (la alarma, la esclavitud de los horarios, la menor disponibilidad para el ocio...) vamos a magnificarlos, y nos van a fastidiar exponencialmente. Gira la cabeza, mira a otro lado, ¿acaso no hay cosas buenas en esta época del año? Seguro que sí. ¡Encuéntralos y practícalos!
- Con perspectiva: recuerda que ellos, los peques, tienen la edad que tienen y que los adultos somos nosotros. A veces son nuestras prisas y nuestro cansancio los que nos llevan a enfadarnos... y a pasarlo mal. Nosotros, y ellos. Respira, ubica, pon en contexto, y entonces, haz.
- Con tiempo: las prisas son una fuente total de estrés para los padres, una que además nos lleva a perder los nervios con nuestros peques. La cama está muy rica por las mañanas, pero más rico aún está empezar el día con calma, sin agobios y hasta con risas. Y la diferencia quizá son veinte minutos.
- Con calma: nuestros nervios, nuestro estrés, nuestros miedos... son nuestros, pero los niños lo perciben, y lo compran, es decir, se contagian de nuestras emociones. Es más, aprenden de ellas, de cómo ven que actuamos o afrontamos las cosas. Si estás nerviosa, tu hijo más lo estará, y como reacción, tu más... y este bucle que se retroalimenta no tiene final feliz.
- Con preparación: esto suena a consejo de abuela -vivan las abuelas-, pero la realidad es que es algo que realmente ayuda. Diez minutos antes de tener que salir de casa no es el mejor momento para buscar lo que hoy tocaba llevar al cole. Y lo sabes. Tampoco es el momento de ponerse a coser el botón que le falta a la camisa que te querías poner. Cuantas más cosas dejemos listas el día de antes, menos estresante va a ser la mañana... y mejor va a ser el día.
- Con organización: anotad todas las actividades “fijas” que vais a tener, ponedlas en un horario “familiar”, por ejemplo en la nevera. Esto ayuda a que ya tengamos claro lo que hay que hacer y cuándo, y además nos da la perspectiva necesaria para organizarnos mejor, para tener claro quién se encarga de qué... Y también permite sacar más momentos para el ocio, para la familia... o para lo que sea. Todo ventajas.
Todos hacemos
Todo lo comentado hasta ahora se centra un poco en nosotros, los padres, pero evidentemente los peques a medida que van creciendo van haciéndose cada vez más autónomos, y por tanto han de ir asumiendo responsabilidades.
La hora de levantarse, el material que han de llevar... De muchas de las cosas que comentaba antes, poco a poco se irán encargando ellos. Ayúdale a que asuma esas responsabilidades sin que sean imposiciones, sino hábitos: es lo más sano para ellos.
Además, el que se responsabilicen de sus cosas ayuda, como decía, a que sean más autónomos, a que se sientan eficaces, y por tanto redunda en una mejor autoestima.
Algunas cosas que podemos hacer y que ayudan:
- Ir con el peque a comprar sus libros, y una vez en casa echarles un vistazo juntos, plastificarlos juntos...
- Jugar a imaginar cómo será su clase, qué cosas hará allí, qué aprenderá...
- Paseando un día por la calle podemos pasar -oh, ¡qué casualidad!- por delante del cole. Podemos comentar lo chulo que parece, preguntarle por qué se le ocurre que puede hacer en tal sitio del patio, o dónde le gusta ponerse, todo en tono positivo (pero no forzado, que los niños lo notan todo).
- En casa contar anécdotas de cuando éramos pequeños e íbamos al cole, de qué nos pasó ese verano que pasamos de la escuela infantil al cole "de mayores"...
- Por las mañanas ir con tiempo -insisto porque es muy, muy, importante-, que nos de para ir relajados, para "criticar" en el desayuno la peli de anoche, para reírnos de un meme que hemos visto en Twitter, o para comentar el mensaje loco de la abuela, en lugar de ir con estrés y con prisas...
- En definitiva: normalizar, animar, preparar. Así será todo mucho más fácil. Lo que no conocemos nos genera incertidumbre, y un nuevo curso, para ellos, es una muy grande, de manera que todo lo que hagamos para ayudarles a crearse una imagen realista y amable hará que sea mucho más fácil esta transición del verano al cole.
Imposición vs oportunidad
De vacaciones se está estupendamente, esto es innegable, pero septiembre y la vuelta a las rutinas tiene su punto, y puede ser una oportunidad estupenda para revisar nuestras dinámicas anteriores y cambiar lo que haya que cambiar.
Si el año pasado llegabas con la lengua fuera a la cena, si no encontraste la manera de encajar la clase de pilates que tan bien te sienta, o si el peque quiere ir a natación, es el momento de revisar y plantear cómo podemos hacerlo. ¡Y para eso es estupenda la organización que comentaba antes!
Bonus. La vuelta al cole tiene un enorme "plus" para todas las que somos amantes de la papelería: con el inicio de curso toca comprar material escolar para ellos... y de paso algo para ti. Cuadernos, bolígrafos, notas adhesivas, planificadores... ¡Qué perdición!
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