Dicen que sentirse cómodo con el silencio es un superpoder. No te hablo de ese momento en una relación sana de pareja en la que compartir espacio con tu pareja sin necesidad de rellenar el silencio, es cómodo. Te hablo de que el silencio, como herramienta de inteligencia emocional, es capaz de ayudarnos a mantener la calma hasta en los conflictos.
Podría decirte que el silencio es una herramienta de los estoicos. Séneca, Marco Aurelio o Epicteto, eran algunos de los pensadores que defendían el silencio como una herramienta para vivir mejor. El caos mental actúa justo al contrario. El doctor Mario Alonso Puig explicaba que el caos mental nos enferma. “Para ganar salud, aquieta la mente”, asegura. Y es ahí donde entra el silencio.
Los efectos del silencio en nuestro bienestar
El silencio, según los estoicos, es más que la ausencia de ruido o de palabras. Es una herramienta capaz de crear un espacio para la reflexión y para el procesamiento constructivo de los sentimientos. El monje budista Thích Nhất Hạnh habló del silencio en su libro ‘Silencio: El poder de la quietud en un mundo ruidoso’ y aseguraba al comienzo del mismo que cada día recibimos una “ración de ruido” de la que en muchas ocasiones, no somos ni conscientes. Conseguir silencio mental requiere de práctica, pero el resultado es mejor de lo que pensamos.
Según los expertos, el silencio puede reducir la presión arterial, mejorar la concentración y la atención, calmar los pensamientos acelerados, estimular el crecimiento del cerebro, reducir el cortisol, estimular la creatividad y hasta mejorar el insomnio. También tiene efectos en el aprendizaje y mejora la productividad, y como explican desde Psychology Today, aumenta la autoconciencia. “El silencio ayuda a la conciencia interoceptiva, es decir, a percibir sensaciones físicas internas como los latidos del corazón, la respiración y la saciedad, y a activar la red neuronal por defecto del cerebro, un área que integra el consciente y el subconsciente, ayudando a desarrollar nueva memoria muscular, a digerir nuevos conceptos y a absorber nuevos conocimientos”, según la Dra. Michele DeMarco.
El conocido cirujano Mario Alonso Puig, uno de los grandes referentes en el ámbito de la salud, el bienestar y el desarrollo personal en España, se enfrentaba a las preguntas del público en el programa Aprendemos Juntos 2030 de BBVA. Una de ellas preguntaba por los beneficios de la meditación y el experto contestaba que la meditación es un estado de quietud y que en esa quietud habita el silencio. Es necesario acallar el ruido y usar el silencio.
El doctor nos invita a pensar en los pensamientos que tenemos, “cuáles de ellos son en general pensamientos ilusionantes, pensamientos esperanzadores. Y cuáles de ellos son pensamientos llenos de ira, llenos de frustración, celos, envidias, iras, resentimientos, culpas, vergüenzas, así. Pues, todos esos pensamientos, esa agitación mental, se ha estudiado con técnicas de neuroimagen qué es lo que hace. Y produce una activación del sistema nervioso simpático, que no tendría que estar, la cual deteriora el cuerpo”. Es decir, tiene un efecto físico en nuestro cuerpo. El experto añadía que “se ha visto que aquietar el ruido mental tiene efectos incluso en el cáncer, incluso en enfermedades degenerativas como la esclerosis múltiple, reduciendo la incidencia, la intensidad de los brotes y la frecuencia de los brotes”.
El miedo que nos da el silencio
Los expertos aseguran que estamos en un momento en que el silencio nos aterra. Como curiosidad te diré que según esta investigación, cuatro segundos de silencio en una conversación son suficientes para que nos sintamos desconcertados, rechazados o inseguros, y una conversación fluida se asocia con sentimientos de pertenencia, autoestima y validación social. Si estamos solos, el silencio nos obliga a enfrentar nuestros pensamientos, miedos e inseguridades, lo que podría provocar la rumiación mental. El silencio nos hace conscientes de aspectos de nosotros mismos y de la vida que el ruido día a día consigue esconder y eso nos asusta porque tal vez aparezca alguna verdad que no queramos reconocer.
Hemos crecido acompañados de ruido en todo momento y la tecnología no ha hecho más que afianzar esa idea. Según explicaba Maggie Ross en el libro ‘Silence: A User's Guide’, el silencio es a la vez contexto y proceso. Lo necesitamos, pero es también una elección “buscar un espacio metafórico, no limitado por el lenguaje, que permita que nuestros constructos humanos se desvanezcan y permitan el acceso a nuestro yo auténtico y la comunión entre nuestro yo interior y exterior”. Es decir, necesitas el silencio para conocerte y escucharte. Si podemos aprender a cooperar abiertamente con el silencio en nuestras vidas, los beneficios para nuestra salud y nuestro bienestar serán enormes.
Cinco situaciones en las que el silencio es un poderoso aliado
Además de los beneficios evidentes para nuestra salud, el silencio puede ser una herramienta como decíamos de inteligencia emocional especialmente útil en cuatro situaciones:
En los momentos a solas
Como decíamos, el silencio es una herramienta que resulta clave para el autoconocimiento. Si nunca estamos en silencio no podremos conocernos realmente y saber a ciencia cierta cuáles son nuestras fortalezas nos permite tener un mayor control sobre nosotros mismos y es un signo de inteligencia. La autoconciencia que nos aporta el silencio, es un área que forma parte de la inteligencia emocional y podemos desarrollarla cuando dedicamos tiempo a reflexionar sobre nosotros y en silencio.
En cualquier conversación
Es imposible escuchar si no dejamos de hablar. Eso es un hecho. Si queremos escuchar lo que tiene que decirnos la persona o personas que tenemos delante, es imprescindible que nos callemos y nos quedemos en silencio para escuchar. El silencio facilita la dinámica en una conversación ya que tus interlocutores imitarán tus silencios y eso permitirá una conversación más empática y con más espacio para la escucha y el diálogo constructivo.
Durante una discusión
Cuando discutimos con otros, o simplemente tenemos un conflicto o recibimos una crítica, podemos usar el silencio como una herramienta de autocontrol para evitar que las emociones desagradables tomen la delantera en nuestras acciones. El silencio nos ayuda a frenar y a calmarnos en un conflicto. No hablamos de usar la ley de hielo conocida también como la ley del silencio, sino a hacer una pausa que nos permita aclarar las ideas, calmarnos y encontrar nuevas perspectivas para solucionar los problemas.
Al tomar decisiones
“Nunca dejes que el futuro te perturbe. Le harás frente, si es necesario, con las mismas armas de la razón que hoy te arman contra el presente”, decía Marco Aurelio. Si usamos el silencio para reflexionar sobre las decisiones que vamos a tomar, conseguiremos crear un espacio de reflexión profunda en que las emociones no nos desestabilicen y nos hagan tomar decisiones impulsivas. La calma que aporta el silencio es una ayuda para tomar mejores decisiones.
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