Cinco señales de que aún guardas rencor a tus padres sin darte cuenta

La psicología tiene claro que las experiencias de nuestra infancia nos modelan, pero no tienen por qué definirnos cuando nos hacemos adultos

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El psicólogo Carl Jung decía “no soy lo que me pasó, soy lo que elijo convertirme”. Para muchos las relaciones con su familia pueden ser complicadas y aunque nuestras vivencias nos modelan desde niños es posible que ahora que somos adultos pensemos que hemos superado lo vivido. Pero puede que esos patrones aprendidos en la infancia generen resentimientos silenciosos de los que no te has dado ni cuenta. Y puede que estés mostrando ciertos comportamientos con tus padres sin saber que son un reflejo del rencor que aún les tienes por la infancia vivida. Tomar conciencia de estas señales podría ayudarte a empezar a curar tus heridas.

Evitas el contacto

Cuando algo nos duele, aunque no seamos conscientes de ello, nuestro cerebro busca protegernos y tiende a alejarse. Por eso te cuesta llamar a tus padres, ir a ver a tus hermanos o tus abuelos o encontrar cualquier hueco libre para tener un mínimo de relación con tu familia. Siempre encuentras una excusa para no ir. No se trata de estar ocupado sino de evadir el contacto, y eso es una señal de que existe resentimiento. Pero evitar el contacto solo crea más distancia y menos posibilidades de que se resuelva ese conflicto que os separa.

Ese alejamiento entre padres y sus hijos se puede deber a una compleja red de factores culturales y psicológicos que van desde experiencias del pasado hasta diferencias en los valores que tenéis ambos en el presente y que os distancia sin daros cuenta. También puede deberse a una inclinación hacia la "cultura del individualismo" como explicaba el psicólogo Joshua Coleman en la BBC.

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Tienes momentos de ira

No te hablo de que hablando con tu familia te enfades y el conflicto te genere un sentimiento de ira. Te hablo de que una conversación aparentemente informal con tu familia se transforme en una discusión acalorada en la que termines preguntándote de dónde salió tanta ira. Igual que ocurre con las relaciones de pareja y tal como explicaban Marion Solomon y Daniel J. Seigel en su libro ‘Healing Trauma’, en muchas ocasiones cuando discutes por cosas cotidianas, en realidad lo haces por las necesidades, vulnerabilidades y prejuicios que se repiten. Y lo mismo ocurre con la familia. Esta ira no resuelta es una señal de resentimiento. No se discute de lo que se tiene entre manos, sino que es una herida abierta del pasado que no sabíamos que teníamos y que influye en tus interacciones con tu familia.

Aunque no es algo malo sentirse herido, el rencor puede ser peligroso para tu salud mental y física. Como explica la Dra. Kathy McCoy, “algunos se aferran al dolor y la ira porque se sienten tratados injustamente y esperan, a veces eternamente, una disculpa. Algunos guardan rencor porque parece una demostración de fuerza: se niegan a perdonar aunque la otra persona se disculpe, tal vez incluso suplican perdón sin éxito. Y otros, profundamente heridos por un pasado traumático con miembros de la familia, sienten que dejar ir y perdonar es negar la gravedad de las transgresiones, dejar a la otra persona libre de responsabilidades y minimizar la profundidad del dolor”. Sin embargo, como también apunta la experta, “perdonar y dejar atrás el dolor y la ira no significa decir que la otra persona tiene razón o que tu dolor no está justificado”. Reconocer que ese enfado desmedido esconde rencor es el primer paso para comprenderlo y para resolverlo después.

Constantemente culpas a otros

Aunque hacerse la víctima puede esconder muchas cosas detrás, es posible que culpar constantemente a otros por lo que te ocurre cada día, a tu familia concretamente, tenga más que ver con un sentimiento de rencor hacia ellos que con lo que ocurre en el día a día. Les culpas y te quitas la responsabilidad. No quiero que se me entienda mal, si tu familia te ha hecho cosas malas ellos son responsables de ese dolor, pero tú también eres responsable de cómo esas experiencias pasadas influyen en tu vida actual. Las acciones de tus padres te moldean pero depende de nosotros cómo definen nuestro presente y nuestro futuro. Si el daño es demasiado grande y hay demasiado rencor, tal vez es el momento de tomar cartas en el asunto para cuidarte.

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Con ellos te cuesta sentir empatía

La empatía es la capacidad de comprender lo que otras personas están experimentando o sintiendo y desempeña un papel crucial en la construcción de conexiones sociales y promueve conductas prosociales. No es una cualidad que podamos explicar en términos de todo o nada sino más bien como un continuo al que afectan otros factores además de la empatía natural de cada persona. Los problemas no resueltos del pasado pueden afectar el nivel de empatía que sentimos hacia otros. Puede incluso que con tu familia no seas empático y con el resto del mundo sí.

Como explican los expertos de Verywellmind, podríamos estar demostrando falta de empatía con algún miembro de nuestra familia si somos extremadamente críticos con ella, no les perdonamos por errores que cometen, no escuchamos sus perspectivas u opiniones o nos falta de paciencia ante sus reacciones emocionales, por ponerte algún ejemplo. Esa falta de empatía puede esconder algo más: resentimiento.

Tienes estrés y/o ansiedad cuando estás con ellos

Desde Mentes Abiertas Psicología explican que el resentimiento familiar se caracteriza por “sentimientos de amargura, enfado y hostilidad hacia otros miembros de la familia, a menudo como resultado de conflictos no resueltos, malentendidos, expectativas no cumplidas u otros problemas subyacentes”. Esos sentimientos sostenidos en el tiempo son agotadores emocionalmente y pueden contribuir como explican los expertos “a un estado de angustia crónica” que nos haga sentir estrés y ansiedad, especialmente en los momentos familiares compartidos. Además, puede aumentar el riesgo de desarrollar depresión. “Sentirse constantemente frustrado o enfadado con los seres queridos puede minar la autoestima y el bienestar emocional, predisponiendo a la depresión”, explican.

Dicen que lo negamos puede someternos y lo que aceptamos es capaz de transformarnos. Ahora que sabes que tienes cierto rencor escondido hacia tus padres estás en el momento perfecto para elegir. Puedes intentar sanar con ayuda psicológica y tratar de mejorar las relación con tu familia, o puedes decidir cortar lazos con ellos. Sé que no está bien visto eso de cortar con la familia de sangre que no eliges, porque como explicaba en El Confidencial Beatriz González, psicóloga, fundadora y directora de Somos Psicología y Formación "romper lazos familiares, sigue estando mal visto debido a la fuerte influencia cultural y social existente en nuestro país, que valora la familia como una unidad central” y añade que "puede ser percibido como un acto de traición o fracaso personal, lo que puede llevar a un aislamiento social y a la desaprobación de la comunidad". Sin embargo hay ocasiones en que si queremos cuidarnos, es imprescindible hacerlo ya que "el distanciamiento permite crear un espacio necesario para sanar y reconstruir la autoestima y la salud mental".

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Fotos | Jahanzeb Ahsan en Unsplash, Andrik Langfield en Unsplash, Annie Spratt en Unsplash

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