Cuando pensamos en mejorar nuestra salud cerebral a menudo pensamos en actividades o ejercicios que estimulen nuestras capacidades mentales, pero dejamos de lado algo tan sencillo como la importancia de una buena alimentación y unos buenos hábitos diarios. De hecho, los neurólogos tienen mucho qué decir en esto y es que existen muchos alimentos que consumimos en nuestro día a día que están haciendo un flaco favor a nuestra salud cerebral.
Según explica el Colegio de Farmacéuticos de Barcelona, aunque nuestro cerebro solo representa el 24% de nuestro peso, necesita el 20% de la energía que consumimos. La principal es la glucosa, junto con otros nutrientes esenciales como las vitaminas, los minerales, los ácidos grasos, las proteínas… de hecho, un exceso o defecto de los nutrientes necesarios en nuestra dieta pueden repercutir directamente en el sistema nervioso y tener un impacto negativo. Cada uno de nuestros neurotransmisores requiere de nutrientes determinados y cada uno de ellos tiene una misión específica.
Asimismo, hay determinados alimentos que tienen un efecto directo en la producción de las señales químicas del cerebro por lo que la alimentación puede incluso llegar a aliviar enfermedades como la depresión, ansiedad, neurosis o los trastornos del sueño. Por lo que, comiendo correctamente, conseguiremos mejorar el estado de ánimo, pensar más rápido, tener más memoria y concentrarnos mejor.
Los alimentos que peor influyen en nuestro cerebro
Hay neurólogos que han hablado en artículos sobre cuáles son algunos de los alimentos que, según ellos, deberíamos eliminar completamente de nuestra dieta si lo que queremos son beneficios positivos para el funcionamiento de nuestro cerebro y mejorar su envejecimiento dándole una mayor calidad a sus funciones.
Por ejemplo, el Dr. Shaheen Lakhan, asegura que los refrescos “son uno de los peores alimentos para la salud cerebral debido a la alta concentración de azúcares simples, que dañan los vasos sanguíneos que suministran sangre al cerebro y con el tiempo, esto priva al cerebro de los combustibles que necesita para funcionar, lo que conduce a demencia prematura y accidentes cerebrovasculares. Agudamente, el azúcar también causa inflamación cerebral, irritabilidad, mal humor y trastornos del sueño".
Por su parte, la Dra. Shae Datta, neuróloga y co-directora del Centro de Conmoción Cerebral de NYU Langone, dice que "a menudo escuchamos que las grasas trans no son buenas para el corazón y los vasos sanguíneos. Lo mismo se aplica a los vasos sanguíneos del cerebro. Un estudio de la revista Neurology encontró que los adultos mayores que tenían los niveles más altos de ácido elaídico (un tipo común de grasa trans) en su sangre tenían más probabilidades de desarrollar demencia. Es mejor quedarse con el aceite de oliva y la mantequilla real" y eliminar de nuestra dieta la margarina elaborada a partir de grasas insaturadas.
El alcohol también puede dañar nuestro cerebro, de hecho, existe una enfermedad, el daño cerebral relacionado con el alcohol (ARBD) que provoca un daño cognitivo gradual y leve que puede ir progresando hasta acabar en alguna demencia o Alzhéimer.
Alimentos procesados y ultraprocesados: ya sean dulces, carnes, etc... son perjudiciales para nuestra salud en cualquier ámbito ya sea físico o mental. Su consumo repercute en la vida de las células de forma directa y envejeciendo prematuramente lo que provoca daños cognitivos. De hecho, hay estudios que demuestran que los alimentos industriales influyen directamente en el cerebro llegando hasta a alterar el estado de ánimo.
Los edulcorantes tampoco son la mejor opción para endulzar los alimentos ya que provocan oxidación, y por tanto, un envejecimiento prematuro de las células del cerebro. Lo mejor es que optes por opciones más naturales como la miel, fruta...
Los alimentos fritos tampoco son la mejor opción para nuestra salud, incluida la del cerebro. Los alimentos fritos de mala calidad, ultraprocesados fritos en aceite de girasol o similares, o la reutilización de estos para varias frituras, también están asociados a unas peores capacidades mentales, lo que se traduce en un peor estado cognitivo y por tanto, una peor memoria. Para intentar hacer una versión saludable de patatas fritas o cualquier otro alimento podemos utilizar el horno o las freidoras de aire que son mejor opción.
Fotos |Felicity Taiy Pavel Danilyuk Anna Shvets Chevanon Photography de Pexels
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